lunes, 23 de mayo de 2011

Para seguir de alguna manera

El 23 de enero, hace ya cuatro meses inauguré este blog, en torno a la excelencia clínica. Entretanto algo hemos ido avanzando en el proyecto ligado a una sociedad científica que anunciaba como ilusionante. El día a día, y la bisoñez en estas tareas, han ido aplazando el momento de nuevas entradas. Hoy toca seguir de alguna manera, y lo hago al hilo de otro blog que sí que verdaderamente tiene mucho que aportar en torno a la excelencia clínica. Tanto es así que llevo semanas pretendiendo presentar aquí ese blog y reflexionar en su hilo. Pues bien, voy a hacerlo hoy pero de momento solo a propósito de su útima entrada que se titula la tutorización reflexiva. Viene bien por dos razones. La primera es que enlaza, otra vez de alguna manera, con ese ilusionante proyecto que luego, siquiera en síntesis, explicaré. La otra es que es probable que quién lea esta entrada del blog amigo que os recomiendo, se sentirá atraido para seguir leyendo en el blog, atrás y adelante, y seguro que aprovechará lo que allí se expone.

El blog que os recomiendo, por tanto, es el de la momia que habla. Curioso nombre, pensaréis. No es momento de explicarlo pero os podéis entretener un rato leyendo el relato de Allan Poe titulado conversación con una momia que algo tiene que ver con el nombre elegido. Bueno, el caso es que LMQH es una plataforma cultural cuyo producto más evidente es un conjunto musical del mismo nombre. De momento han publicado dos discos, el primero está en abierto y se titula siete preguntas. El segundo se llama instrucciones (para entender a una momia) y podéis descargarlo baratito en iTunes o acceder en napster o en spotify, por ejemplo. Pero resulta que su cantante y líder es médico de atención primaria y entre otras muchas cosas también se ocupa, y de qué forma, de reflexionar y ayudarnos a reflexionar sobre la práctica clínica, sus fundamentos morales, su justificación y sus fines, sus estilos y entresijos, y ante todo en su más fino enfoque en los tiempos que nos toca vivir. Este amigo, porque tengo la suerte de serlo, se llama Abel Novoa y os invito a que vayáis, si queréis vayamos juntos, descubriendo su pensamiento y brega.

Y ahora, antes de hacer un pequeño comentario sobre lo que me ha sugerido la entrada de hoy del blog de Abel, ya sabéis la tutorización reflexiva, adelanto de que va eso del proyecto ilusionante ligado a una sociedad científica. Hace ya unos dos años, un grupo de profesionales médicos de la especialidad de aparato digestivo entre los que me cuento, liderados por otro gran amigo, Enrique Domínguez Muñoz, plantearon una candidatura a junta directiva de la Sociedad Española de Patología Digestiva en un intento de contribuir al progreso colectivo de todos los especialistas de digestivo. En nuestra declaración de intenciones se señalaba como uno de los objetivos a conseguir el de contribuir a alcanzar la excelencia en nuestra práctica clínica, facilitando el acceso al conocimiento, su síntesis y crítica, aplicándolo en un entorno ético para la mejor toma de decisiones. Y en eso estamos.

Y por fin el breve comentario. Abel enlaza desde entradas anteriores en un tema que nos afecta a todos los que pretendemos mejorar esa práctica clínica a través de la formación de nuestros residentes. Yo tengo claro que la transmisión de conocimiento y actitudes desde nosotros, digamos los clínicos que nos creemos consolidados, hacia los clínicos que se inician en la complejidad de esa misma práctica clínica es casi de todo menos reflexiva. Qué bien nos vienen las referencias de Abel. Fijaros, por confrontación, en lo lejos que está la tutorización que ejercemos en la realidad, con lo que se señala como necesario en la tutorización reflexiva. Os dejo en ello, pero permitidme solo que haga referencia al párrafo que indica que el tutor debe trabajar sobre la identidad del residente sin encarnar un modelo de excelencia. Es decir, la excelencia es un proyecto personal. La excelencia la tenemos que trabajar cada uno para sí. Y por ello tenemos que abrir la ventana para que se desarrolle la excelencia del otro, sin pretender replicar en él nuestro propio modelo. Solo la reflexión individual sobre nuestra propia excelencia nos puede llevar a acciones en que esa misma excelencia se sume en proyectos colectivos también excelentes. El mayor de los proyectos colectivos de excelencia en nuestro medio se llama medicina clínica, pero es solo posible su verdadera plenitud por la integración de todos y cada uno de nuestros proyectos individuales. Médicos excelentes integrarán colectivos excelentes. Médicos replicadores de modelos de supuesta excelencia, al agruparse, solo serán ejecutores de planes colectivos que en algún caso pueden incluso ser exitosos, pero carentes del alma necesaria para el progreso continuo en la búsqueda de esa acción continua caracterizada por la toma de las mejores decisiones posibles en el estricto beneficio del paciente.
Hasta pronto, quizás...

5 comentarios:

Abel Jaime Novoa Jurado dijo...

Suerte con el blog y mil gracias por la inmerecida referencia a mi persona. En todo caso, le mando el link al resto de las momias para que comprueben que efectivamente álguien ha escuchado los dos discos. Un abrazo.
Abel Novoa

hospital dijo...

Muy interesante el post, por poner un pero diría que su extensión dificulta la lectura por los inexpertos, pero ese es un problema que intentaré solucionar. Gracias por la conexión con el blog de Abel, un fondo de armario en conocimiento.

Lily dijo...

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